26 Dec
26Dec


Por segunda ocasión consecutiva tuve la oportunidad de asistir como prensa independiente al Festival Internacional de Cine en Guadalajara en su edición no.37. Esto con la intención de reflexionar en torno al cine que se está produciendo en estos tiempos tan convulsos de un mundo en constante crisis, donde parte de mi análisis como historiadora es poder observar las temáticas que se están abordando y entender la manera en la que el cine se apropia, desde su propio lenguaje, de aquellas narrativas que trastocan las fibras de lo humano universal. De esta manera, me pareció importante hablar acerca de la mujer como centro protagónico en las películas nacionales actuales a partir de algunos filmes presentados durante el festival, entre ellos: el documental Mamá del director  Xun Sero (cuyo nombre del filme me recuerda a la obra literaria de Máximo Gorky llamada La Madre), el corto documental Esperanza de la directora Mayra Veliz y el largometraje de ficción Coraje del director Rubén Rojo.  

Los filmes mencionados tienen la peculiaridad de haber sido creados por los descendientes de las protagonistas, en el caso de Mamá y Coraje por sus hijos varones y en el caso de Esperanza por sus nietas. Esto nos habla que se trata de un cine íntimo y personal cuyas historias familiares han sido transformadas al lenguaje del cine, a partir del cual podemos analizar el papel de la mujer en sus diferentes contextos.

Cabe mencionar, que el propio espíritu del festival posibilitó el hecho de poder acercarme a las y los creadores de estos filmes, a quienes agradezco su disponibilidad para compartirme algunas palabras. Añado que los filmes a los que hago mención en este artículo solo los he visto una vez, por lo que hablaré desde un enfoque general a partir de mis primeras impresiones. 

El caso del corto documental Esperanza, Una historia sobre la búsqueda de la libertad,  de las creadoras Mayra Véliz (directora) y su hermana Denisse Castellanos (productora) cuyo eje de la historia es la vida de su abuela, donde “Esperanza, una mujer mexicana de la tercera edad, narra cómo fue engañada, robada y obligada a casarse con su captor a los 19 años, debido al machismo y conservadurismo de la época y cómo, mucho tiempo después, encontró su libertad.”


En este sentido, la historia de Esperanza resulta interesante debido a que es ella Esperanza, la abuela de las creadoras, quien nos está compartiendo su historia de vida, cuya peculiaridad, en realidad, engloba un análisis mayor de la historia de las mujeres mexicanas marcadas por el machismo y todo lo que generacionalmente implicó para muchas de nuestras ancestras, donde creo que lejos de juzgar nos permite reflexionar en torno al cómo somos resultado de esas historias; basta ponernos a escuchar las anécdotas de nuestras abuelas para entender que sus vidas entretejen historias crudas, las cuales, contadas a la luz del tiempo, generan reflexión en torno a qué tanto han cambiado los tiempos o qué tanto no han cambiado, en aras del boom actual del feminismo. También cabe hacer énfasis en que este corto documental es producto de jóvenes mujeres, lo cual nos habla de la importancia de las realizadoras audiovisuales que están creando contenido cinematográfico en la actualidad, por lo que fue grato ver cine hecho por mujeres.  

De izquierda a derecha: Denisse Castellanos & Mayra Véliz

De izquierda a derecha: Denisse Castellanos & Mayra Véliz

En el caso de Mamá, documental de Xun Sero, aborda la vida de Hilda, la mamá del director, por medio de preguntas que van desplegando la historia personal de una mujer indígena tzotzil de Chiapas, quien va relatando su vida, mientras realiza sus actividades cotidianas como desgranar el maíz, preparar tortillas, manejar para ir a su trabajo, etc. Así, desde su voz bilingüe, entre tzotzil y español, nos narra cómo fue sometida a la realidad machista de los pueblos originarios del sureste mexicano y lo que significó para ella ser madre soltera y mujer en una sociedad hostil para las mujeres. 

Es importante mencionar que parte de la belleza del documental, además de poder escuchar la lengua tzotzil y la fotografía, que nos permite ver algunos paisajes de Chiapas, es que, en cuestión narrativa, no busca revictimizar a la protagonista, sino conectar e identificar con lo que ha representado la violencia machista para un núcleo familiar, que corresponde, en este caso, la historia familiar del propio director. Esta visión, transformada al cine, sin duda permite asomarnos a la realidad de lo que ha sido vivir en este contexto para muchas familias que comparten usos y costumbres de los pueblos y comunidades indígenas, donde Hilda representa a una mujer excepcional, quien pese a crecer en un contexto de violencia machista ha logrado crear comunidad entre las mujeres desde su profesión como enfermera y traductora de español al tzotzil, por lo que en este sentido se trata también de una líder indígena.


En este sentido, las historias entre Esperanza y Mamá no difieren mucho, porque en ambas existe un sometimiento histórico de la mujer, en relación muy estrecha con los usos y costumbres de una sociedad-comunidad mexicana; aunque, la historia de Mamá aborda elementos particulares que caracterizan a las comunidades indígenas y  nos permite ver parte de esa realidad tan compleja de los pueblos originarios del sureste mexicano.  
Por otra parte, y para finalizar, Coraje habla de una mujer mexicana quien, al igual que Esperanza, también es de la tercera edad, pero desde un contexto completamente diferente, donde el director Rubén Rojo nos comparte una ficción, que por momentos pareciera difuminarse, recordando al documental, al tratarse o inspirarse en la vida de su mamá, la actriz Marta Aura, quien, por cierto, recientemente ha emprendido su viaje a lo desconocido, al igual que Esperanza, quien según cuenta la directora, no alcanzó a ver el estreno del corto documental.


Regresando al filme de Coraje,  me parece una película ad hoc para reflexionar en torno al tema de la vejez en la vida de una mujer independiente que vive en la Ciudad de México, cuya vida la ha dedicado a ser actriz de teatro; sin embargo, enfrenta problemas relacionados con el trabajo, la ceguera y con el regreso de su hijo. En este sentido, la riqueza que nos ofrece el drama familiar de Coraje es la interrelación entre diferentes aspectos de la vida, donde por medio del personaje de Alma se construye una narrativa inspirada en la vida de la actriz Marta Aura. Así, desde la mirada de su hijo Rubén Rojo, lo que hace aún más emotivo el filme, nos permite entender parte de lo que ha representado para la protagonista, ser mujer actriz en la historia del teatro, el ser madre, sin dejar de ser lo primero, el enfrentarse a la ceguera paralela a la vejez, la situación laboral y el conflicto madre e hijo.

Reflexión final:

En lo que respecta a las tres películas, en donde encontramos a la mujer como centro protagónico, situada en realidades socioeconómicas distintas, pero que, ya sea en ficción o en documental, relatan parte de una historia personal, la cual se entreteje con una realidad mayor que nos permite ver más allá del arquetipo de madre o de abuela, como un modelo homogéneo, porque la historia de nuestras madres, abuelas, bisabuelas se ha construido a lo largo del tiempo como “lo que debería de ser” invisibilizando las historias de las mujeres excepcionales que no son objetos, sino sujetos (esta palabra se me complica en femenino) de su propia historia.
Lo anterior nos permite ver los matices de una historia más compleja, y, por lo tanto, más rica, donde ver a diferentes tipos de mujeres como centro protagónico de los filmes actuales nos permite escuchar las diferentes voces de las mujeres en la historia y no solo el arquetipo de la mujer como realidad única. Así, el cine va construyendo narrativas que entretejen los vínculos humanos en historias dignas de ser contadas y visibilizadas, en un sentido de compartir por medio de la pantalla grande, donde podemos hallar tanto similitudes como diferencias, como la historia de la mujer en el teatro y del cómo se lidia con maternidad y la vejez siendo actriz, o con la historia de las líderes indígenas en México y cómo han logrado sobrellevar o enfrentar al machismo originario o con la historia de cómo muchas mujeres fueron obligadas a casarse con su raptor, etc. 

Finalmente, me resultó esencial hacer este análisis, a partir de un cine actual que engloba la historia de las mujeres, no desde una mirada ajena sino familiar e íntima, trasmitida gracias a las y los realizadores que han hecho un trabajo alquímico y loable para transformar su propia historia familiar en historias dignas de ser contadas que hacen honor a la vida de las mujeres de su vida, para al final soltarla y compartirla con el mundo. Así, en estos filmes, que narrativamente se pueden entender dentro del drama familiar, encontramos en realidad una historia de amor, donde el amor no corresponde únicamente al amor de pareja, sino al amor de una búsqueda por la libertad que contribuye a soñar el futuro y recordar el pasado con miras a entender que somos producto de esas historias y el hecho de que los y las realizadoras puedan contarlas por medio del cine representa en sí un acto de amor, de honor y de agradecimiento a la vida de las protagonistas.  


Por: Nayeli Esmeralda Estrada Hernández.




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