28 Sep
28Sep

Huesera es la opera prima de Michelle Garza, que el año pasado tuvo su premier mundial en el festival Tribeca, obtuvo 17 nominaciones al Ariel en este 2023, de los cuales mereció los premios a Mejor Ópera prima, Mejor Guion Original, Mejores Efectos especiales y Mejor Maquillaje. A esta lista se suman otros premios internacionales. 


Entender por qué recibió muy buena crítica y al mismo tiempo comentarios contrastantes del público en general, los cuales iban entre el elogio y el menosprecio, tiene relevancia, sin embargo, me detendré en los aspectos que me parecieron significativos: 

El hecho de que la mayoría de las realizadoras son mujeres, desde la preproducción, la producción y postproducción; con un guion de la misma directora en coautoria con Abia Castillo, el cast que tiene a Natalia Solían como protagonista, la increíble fotografía de Nur Rubio Sherwell y como productoras a Paulina Villavicencio y Edher Campos. 


La brillante manera en la que llegó a cines comerciales y fue un éxito en taquilla, este es un punto que toca una fibra sensible del cine mexicano actual “la exhibición” y me parece que el filme pasó muy bien el reto. 

El maquillaje y efectos especiales a cargo de Adam Zoller y Raúl Pardo, cuyo trabajo me parece muy bueno, porque transmite la fuerza de lo grotesco y estridente, que de verdad te hace estremecerte desde tu asiento y acordarte del filme cada vez que te truenas los dedos.

La transversalidad de su historia, pues, toca varios temas: maternidad, religiosidad, la relación centro-periferia, lesbianismo, identidad, brujería, escena punk, el ideal aspiracionista de la clase media, etc. 

Estos temas juegan o entran en acción a partir de la vida de Valeria (Natalia Solián) y gracias al género del horror y la fantasía, el cual se convierte en una metáfora del temor de la protagonista en torno a la maternidad. Aquí las guionistas retoman una leyenda popular mexicana, con "la huesera” una mujer, que también se le conoce como “la trapera” o “la loba” quien deambula en el desierto para recoger huesos de animales muertos con los cuales es capaz de crear vida, pero me pregunto ¿qué clase de ser maligno cobra vida a partir de los restos de huesos de otros seres del desierto?


Primero viene a mi mente el inicio, donde la fotografía nos muestra una escena poderosa, la cual, corresponde a la monumental y dorada virgen de Ocuilan, ubicada en un pueblo anterior a Chalma, que también vive ese fervor religioso. Esto me remite a la relación entre el terror y lo religioso, ya que, como bien dice nuestro querido Guillermo del Toro “encuentras algo monstruoso en una iglesia” y bueno, personalmente cuando era pequeña y veía a los santos mártires en las iglesias había una especie de sentimiento que me despertaba cierto morbo y temor a la vez, con el tiempo justo terminé por relacionar esas representaciones religiosas con el terror, y en este sentido, cuando vi esta escena de Huesera, dije “claro, muy buena asociación ahí”.

Y es que luego de subir unas escaleras que parecen interminables, sobre todo para quienes cumpliendo su manda suben de rodillas, se encuentra la virgen, donde feligreses acuden esperanzados en búsqueda de ese “milagrito”, ahí ubicamos a la protagonista que observa a la virgen,  después como espectadores comprendemos su intensión o petición, de lo que ella cree que quiere “convertirse en madre”. Aquí la imagen de la virgen funge a manera de representar las cualidades de una mujer-madre-virtuosa que resuenan en la tradición e idiosincrasia latinoamericana, de aquello en lo que debería de convertirse toda mujer. Este ideal en su momento fue en gran parte de los papeles que desempeñaban las mujeres en el cine mexicano, sobre todo durante la época de oro (cine que consumieron la generación de nuestros abuelos y padres en general, que en consecuencia también vi) donde sin duda la actriz Sarah García es representativa.

Con respecto a lo anterior, considero que la época de cine de oro mexicano se encargó de enfatizar esta idea de la madre sumisa y abnegada que todo lo da por sus hijos; sin embargo, también podemos rastrear otras historias menos convencionales, donde se rompe con el estereotipo, como Los olvidados de Buñuel (1950), con la madre de Pedro, protagonizada por Stella Inda, que en realidad no quiere a su hijo;  luego, la opera prima de María Novaro Lola (1989), protagonizada por Leticia Huijara, que nos muestra a una madre joven, que representa a una joven comerciante, que, por una parte, trata de ser buena madre sin perder su identidad, mantener a su hija y al mismo tiempo pasarla bien, así, llena de culpa trata de equilibrarlo todo, descuidando sin querer a su hija.

Coincido con la crítica de cine, Arantxa Luna, cuando menciona, en el programa Atrapa sueños, la referencia  de Los insólitos peces gato (2013) de Claude Sainte-Luce, porque nos muestra a una madre inusual, que tuvo hijos de diferentes parejas, lo cual ya es cuestionable para una mujer.  También es importante la referencia al Colectivo cine mujer de los años 70, en donde también se formó María Novaro, Guadalupe Sánchez, Ángeles Necoechea, entre otras,  quienes ya visibilizaban temas como el aborto, la violencia, el trabajo doméstico, la prostitución, etc. 

Estos antecedentes nos demuestran que el tema de la maternidad ya había sido cuestionado anteriormente en el cine, de la mano o paralelo con el desarrollo histórico del feminismo, que creo que viene a ser un punto fundamental para comprender el éxito del filme. Porque una de las temáticas más fuertes del movimiento ha sido la maternidad y las diferentes visiones concernientes a, que devienen en una reflexión profunda en torno al cuerpo de la mujer, a la elección de ser o no madres, la sexualidad, el cuidado, aborto, etc. Este panorama visibiliza muchos aspectos de las mujeres y la maternidad, su lado tanto luminoso como oscuro. Al respecto, Michelle Garza menciona que este tema nos llega a todas, así seamos madres o no, porque finalmente forma parte de una elección de vida que nos pone a pensar en las noches, si fue, es o ha sido la mejor decisión, el hecho de convertirnos o no en madres. 


Sin duda, la manera en la que se articula la historia corresponde a una narrativa que juega con los tiempos y el espacio como algo simbólico que explica la transformación de la protagonista, de manera física por el mismo embarazo y de manera psicológica, lo cual termina por adentrarnos en escenarios oscuros, donde lo grotesco, la magia y el ocultismo responden a aquello inexplicable o innombrable por el mismo personaje relacionado con una falta de autoconocimiento, donde “la huesera” como aparición constante y sobrenatural irrumpe en su supuesta vida perfecta; sin embargo, esta figura maligna a su vez sirve para que Valeria se cuestione así misma sobre lo que en verdad quiere. 


Parte de este cuestionamiento no solo se centra en el hecho de convertirse o no en madre, sino en lo que esto implica, los temores e incertidumbres que representa, los cambios en su cuerpo, el hecho de ceder su espacio de creación al cuarto de su bebé, el no sentirse deseada por su marido y en la profunda soledad que la lleva a reflexionar en torno a su identidad y a recurrir a su antiguo amor lésbico con Octavia (Mayra Batalla) a quien ve como su refugio. En este punto hay una referencia a la escena punk de cuando era adolescente, cuyos recuerdos comienza a revivir a raíz del reencuentro con su amiga y exnovia, quien sigue viviendo en Iztapalapa, lugar donde ambas crecieron. 

Aunando en esto, quisiera abordar el cuestionamiento aspiracional y existencial que subyace a manera de sub texto en el filme y creo que la mejor manera de analizarlo es a partir de la relación centro-periferia, donde los diferentes espacios y contextos que los personajes habitan nos sitúan en contextos tanto superficiales, marginales y profundos de la psique humana. 

Esta historia, salvo el inicio, se desarrolla en la CDMX, por un lado, la joven pareja Valeria y Raúl (Alfonso Dosal) viven en un bonito departamento en la alcaldía Benito Juárez, luego la familia de Valeria vive en Iztapalapa, el cual nos conecta con este otro mundo de la brujería relacionado con el mercado, en un primer momento, y luego a un lugar más alejado y simbólico referente a la psique de la protagonista. Si lo analizamos, es a partir del centro que existe periferia, ¿o viceversa?, el centralismo de las urbes forma parte del fenómeno de gentrificación y lo marginal, más allá de corresponder al barrio, corresponde a una falta de identidad.
En este sentido, creo que la película hace una crítica a “lo que debería ser” vinculado a una clase media, cuya característica principal es su aspiracionismo, pues siempre quiere ascender en la pirámide social, esto a de suponer también un estilo de vida representado por Valeria y Raúl, pero en la que recae la crítica me parece que es sobre todo con la protagonista, que viene de un contexto diferente al de su pareja, ella es quien termina por sentirse incomprendida y juzgada por su núcleo cercano: su familia que no cree que será buena madre y su esposo, quien busca ser un hombre distinto, pero al final termina por no acompañarla en su proceso psicológico. 

Ante este panorama y el acecho de “la huesera” la protagonista encuentra apoyo emocional con Octavia y su tía (Mercedes Hernández) “la quedada” de la familia, quien la lleva a la búsqueda de soluciones poco convencionales relacionadas con la brujería, aquí vemos la clásica limpia con huevo y ruda, prácticas relacionadas con la sabiduría popular, como formas alternativas de curación espiritual. 


Valeria, en un afán por demostrar que puede ser buena cuidadora, se compromete a cuidar una noche a los hijos de su hermana, protagonizada por Sonia Couoh (quien nunca dejó el nido y ahí mismo crecen sus hijos) y aunque se esfuerza en demostrar que es capaz de cuidar a sus sobrinos, termina por reafirmar el prejuicio de su familia y romper lazos con ellos a excepción de su tía, su cómplice en “la brujeada”.

Quizás podríamos comprender lo que le pasa a Valeria desde los términos de psiquiatría como una especie de esquizofrenia paranoide, que la hace alucinar, sentirse perseguida, insegura con este ente que se retuerce de los huesos; sin embargo, la narrativa no va por ahí, sino en cómo el miedo y la incertidumbre la orilla a tener un acercamiento más fuerte con la brujería a partir del cual no hay un punto de retorno.

Este punto es el viaje a lo desconocido y el tomar una decisión difícil, que se puede interpretar de muchas formas e incluso justificar, como el abandono de su bebé con el papá, ya que ella misma entiende que la relación con su hijo estaba siendo perjudicial para él mismo (como el meterlo al refri). En huesera se invierte la fórmula convencionalmente aceptada, no es el padre que abandona al hijo, sino al revés, aquí me parece que el filme termina por detonar una reflexión importante, el cómo ha sido peor visto socialmente el abandono cuando se trata de la madre y en cambio, cuando se trata del padre lo hemos normalizado. 

A manera de no conclusión:

Huesera es una película que corporalmente transmite, donde acciones cotidianas como tronarte los dedos ha de transportarte a escenas de horror corporal y psicológico, aquí lo siniestro trastoca los límites de las corporalidades femeninas que frágiles se parten en pedazos, logrando formas no naturales al cuerpo humano, transformaciones que navegan entre el umbral de la realidad, la conexión con lo sobrenatural y la psique humana. Esta conexión encuentra su escenario “permisible” en el género del horror, y no es un horror que se pueda entender simplemente desde lo sobrenatural, como entidades que existen para atormentar a las personas, sino para escenificar nuestros más arraigados temores, por lo que identifico al filme como un thriller psicológico. 

Esto quizás decepcionó a algunos espectadores acostumbrados al terror ya convencional de las películas hollywoodenses (no todas) pero si de un cine comercial que no profundiza en las verdaderas raíces del terror; luego está el hecho que socialmente pesa, el aceptar que no todas las mujeres se asumen como madres y el terror que puede surgir de tomar o no esa elección de vida en medio de un contexto feminista que justo plantea diferentes visiones en torno al ser mujer y que pugna por el derecho a decidir, el cual irrumpe muchas veces en lo convencional y creo que este filme viene a ser una reflexión interesante, si bien en la maternidad también en la identidad, el quienes somos y qué queremos realmente como mujeres.  


Dejo abierta las preguntas para el cine debate en los comentarios de abajo:

¿y tú que piensas de este filme? ¿te gusto, no te gusto? ¿qué te generó? ¿consideras que este es un caso de maternidad disidente? ¿te truenas los dedos? 

Comparto propa del ciclo de cine donde se proyectará Huesera.


Para asistir registrarse en qr o en el siguiente link:

https://docs.google.com/forms/d/1kMwzdx8tU1TTrkS8yYLSROV0XcVry2mmRT6xdrcs1fc/edit

Comparto el programa especial de atrapasueños de Huesera:

https://www.youtube.com/watch?v=Ox_UGvsyWo0


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